Estaban Don Quijote y Sancho Panza caminando por el campo cerca de La Mancha buscando aventuras, cuando encuentran una.
Resulta que Don Quijote vio un objeto resplandeciente en un árbol que le recuerda a la Piedra de Amadías de Gaula. Entonces le dice a Sancho.
-¡Mirá Sancho, aquella piedra que está en la rama de aquél árbol es la famosa Piedra de Amadís de Gaula! Y aquél que la coma obtiene infinita sabiduría e incríble fuerza.
-¡Pero señor, eso es una manzana podrida! Además está muy alta, y usted se va a caer si intenta conseguirla.
-No digas tonterías. Tu lo ves así por el hechizo de Frestón.
Don Quijote luego de esta discusión se acerca al árbol, se sube y cuando casi agarra la manzana trastabilla y cae de espaldas.
-¿Se encuentra bien señor? Terrible golpe se ha pegado.
-Estoy bien, cuando muerda esta piedra recuperaré todas mis fuerzas.
Y dándole un mordisco a la manzana sintió un dolor agudo en la boca del estómago.
Sancho asustado, va con Rocinante al pueblo más cercano, llega a una choza y pide por un curandero.
Cuando llegaron al lugar del accidente, encontraron a su burro y al hidalgo echado en el suelo. Luego de que el curandero le diera de tomar un poco de agua (un líquido mágico para Don Quijote) éste se recuperó completamente, agradeció al curandero y, junto a Sancho, se prepararon para una nueva aventura.
(Escrito por Yoel Poloniecki y Brian Horowicz)
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