domingo, 15 de noviembre de 2009



Biografía de José Hernández

José Hernández nació en la Chacra Pueyrredón, actualmente ubicada en Villa Ballester Oeste, en el Partido de General San Martín, en la zona norte del Gran Buenos Aires.
Sus padres fueron Don Rafael Hernández y Doña Isabel de Pueyrredón, prima hermana de Juan Martín de Pueyrredón.
Fue un autodidacta. Entre 1852 y 1872, época de gran agitación política, defendió la postura de que las provincias no debían permanecer ligadas a las autoridades centrales establecidas en Buenos Aires.
En 1853 viste uniforme militar y combate en la batalla de San Gregorio contra las fuerzas del coronel federal Hilario Lagos. En marzo de 1857 se instala en la ciudad de Paraná. Allí conoce a Carolina González del Solar, con quien se casa y tiene siete hijos.
Combatió luego bajo las órdenes de Urquiza, intervino en las batallas de Pavón y de Cepeda, en 1859. Participó en una de las últimas rebeliones federales, la de Ricardo López Jordán, un importante movimiento cuyo primer intento de acción finalizó en 1871 con la derrota de los gauchos y el exilio de Hernández en el Brasil. Después de esta revolución, siguió siendo por corto tiempo asesor del general revolucionario, pero con el tiempo se distanció de él.
A su regreso a la Argentina, en 1872, continuó su lucha por medio del periodismo. También desempeñó los cargos de Diputado y Senador de la provincia de Buenos Aires. Ocupando este último cargo, defendió la federalización de Buenos Aires en un memorable discurso, enfrentándose a Leandro N. Alem.
Pero fue a través de su poesía como consiguió un gran eco para sus propuestas, y la más valiosa contribución a la causa de los gauchos. El gaucho Martín Fierro (1872) y su continuación, La vuelta de Martín Fierro (1879), en conjunto, forman un poema épico popular. Es generalmente considerada la obra cumbre de la literatura argentina.
Desde ese mismo año hasta 1881 se desempeñó como Senador por la Provincia de Buenos Aires.
En 1886 muere en su quinta de Belgrano. Sus últimas palabras fueron: “Buenos Aires... Buenos Aires...”. En su homenaje, el 10 de noviembre (aniversario de su nacimiento) se festeja en la Argentina el Día de la Tradición.
El Gaucho

El gaucho es el jinete sudamericano dedicado generalmente a cuidar los ganados; por esto mantiene semejanzas con el charro mexicano, el huaso chileno, el llanero colombo-venezonalo, el vaquero estadounidense, el chagra ecuatoriano, el sabanero costarricense, el qorilazo y el morochuco peruano. Hasta fines del siglo XIX era semi-nómada, forma luego restringida con la aparición del alambrado. Actualmente, se designa gauchos, genéricamente, a los habitantes rurales dedicados a las tareas de ganadería en Argentina, Uruguay, Paraguay, el Chaco boliviano, el sector chileno de la Patagonia y a la población del Río Grande del Sur, sur del Brasil. A la mujer gaucha tradicionalmente se le ha llamado "china" (en quechua: muchacha y por extensión hembra ), "paisana", "guaina" (en el norte litoraleño), "gaucha", "prenda" (en el sur del Brasil).

lunes, 9 de noviembre de 2009

Primera Parte, Capítulo X bis. Donde se relata la intoxicación de Don Quijote

Estaban Don Quijote y Sancho Panza caminando por el campo cerca de La Mancha buscando aventuras, cuando encuentran una.

Resulta que Don Quijote vio un objeto resplandeciente en un árbol que le recuerda a la Piedra de Amadías de Gaula. Entonces le dice a Sancho.

-¡Mirá Sancho, aquella piedra que está en la rama de aquél árbol es la famosa Piedra de Amadís de Gaula! Y aquél que la coma obtiene infinita sabiduría e incríble fuerza.

-¡Pero señor, eso es una manzana podrida! Además está muy alta, y usted se va a caer si intenta conseguirla.

-No digas tonterías. Tu lo ves así por el hechizo de Frestón.

Don Quijote luego de esta discusión se acerca al árbol, se sube y cuando casi agarra la manzana trastabilla y cae de espaldas.

-¿Se encuentra bien señor? Terrible golpe se ha pegado.

-Estoy bien, cuando muerda esta piedra recuperaré todas mis fuerzas.

Y dándole un mordisco a la manzana sintió un dolor agudo en la boca del estómago.

Sancho asustado, va con Rocinante al pueblo más cercano, llega a una choza y pide por un curandero.

Cuando llegaron al lugar del accidente, encontraron a su burro y al hidalgo echado en el suelo. Luego de que el curandero le diera de tomar un poco de agua (un líquido mágico para Don Quijote) éste se recuperó completamente, agradeció al curandero y, junto a Sancho, se prepararon para una nueva aventura.

(Escrito por Yoel Poloniecki y Brian Horowicz)

Minicuento de Teresa

Teresa Panza vivía en un pequeño pueblo de la Mancha, el pueblo era tan pequeño que solo había una plaza y todos se conocían. Desde muy pequeña ella iba a jugar a esta plaza, al igual que su futuro esposo, Sancho Panza, una persona de baja estatura, robusta y de bajo perfil. Luego de casarse y tener dos hijos, este campesino pobre, recibe promesas de aventuras y dinero de un caballero andante de avanzada edad, quien se hacía llamar Don Quijote de la Mancha.

Teresa lloraba todas las noches, luego de arropar a sus hijos, anhelando el regreso de su incrédulo esposo. Luego del regreso de Sancho a su hogar, y la muerte de su amo, ella supo que su amado no la iba a abandonar jamás.

(Escrito por Lucas Horne y Brian Horowicz)

sábado, 7 de noviembre de 2009

Lo que escribi antes fue escrita por mi y por Diego Blumenthal

viernes, 6 de noviembre de 2009

Más que plata

Escibir un minicuento similar al de Marco Denevi "El precursor de Cervantes", desde el punto de vista de Teresa Panza.

Un día ella se levantó y me hizo recordar una vieja historia que había leído. No encontraba a su esposo por ningún lado, ni siquiera en la cocina. Lo más probable es que se haya ido con su buen amigo Don Quijote en alguna aventura. Entones se fue a la casa de Don Quijote para ver si ahí sabían algo de ellos. Tampoco estaban allí.
Esperó y esperó. Hasta que un día llegó y con cien monedas de oro! Por lo menos trajo algo más que golpes y lastimaduras. Pero todavía tenía ganas de viajar, y se fue.
Igual que la última vez, volvió con plata. Y ésta vez se quedó aunque muy entristecido por la muerte de su amo y amigo.