Lisístrata está cansada y enojada con su esposo, ya que él es un pescador, igual que todos los demás hombres de la ciudad, y solo le trae pescado para cenar, sin ninguna variedad. Ella lo comenta con sus amigas, quienes piensan también en el sufrimiento de los peces y deciden convertirse en vegetarianas, y así, no comer las carnes que traen sus esposos hasta que ellos cambien de trabajo y dejen de matar peces.
Los hombres, al volver de un largo viaje, les entregan el pescado a sus mujeres, pero es rechazado, y luego de unos días, los pescados apestan el lugar, obligando a los hombres a ceder ante tan dura oposición.
Los hombres, al volver de un largo viaje, les entregan el pescado a sus mujeres, pero es rechazado, y luego de unos días, los pescados apestan el lugar, obligando a los hombres a ceder ante tan dura oposición.
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