jueves, 30 de abril de 2009

Complejo de Electra

Al contrario que en los niños, esta circunstancia es menos clara y pasa más desapercibida puesto que las niñas tienen un vínculo muy estrecho con las madres, lo que les dificulta mantener la competitividad con ésta.

En las manifestaciones mejor resueltas se produce una predilección de la niña hacia su progenitor. Sin embargo, en los casos patológicos se puede producir lo contrario: que la niña rechace al padre al sentirse defraudada por haberla rechazado.

En parte es lógico que la niña llegue a decir que se quiere “casar con papá”, porque es su referencia amorosa al ser el único hombre que conoce y que, por imitación a su madre, desea lo mismo. Por ello los padres deben hacerle entender que no tiene sentido y que no es lo que realmente quiere. Además, no deben ser seductores y tienen que establecer una barrera generacional; sólo así se podrán determinar los roles parentales.

Si todo se desarrolla bien, la niña asume su derrota, reconoce que la madre es la preferida, y se dispondrá a buscar otro amor. Por el contrario, si no se rinde a esta evidencia se puede generar una anomalía patológica. De ahí que para poder curarse en el tratamiento psicoterapéutico la afectada debe aceptar su atracción y superarla.

No obstante, actualmente apenas se ven casos así en la clínica. Se producían muchos más en los siglos XIX y XX, debido a la represión sexual, lo cual hace sospechar que hay un factor cultural importante. Si este conflicto no se resuelve adecuadamente en la niñez, la mujer puede arrastrar a lo largo de su vida unas relaciones inadecuadas con el sexo opuesto, que podría derivarse a psicosis(histerismo,neurotico-obsesivo,etc).

No hay comentarios:

Publicar un comentario